Obstetricia y Puericultura

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jueves, 31 de marzo de 2011

Nueva terapia contra la mastitis en mujeres lactantes


El dolor de pezón causado por infección, en las mujeres lactantes, es una causa frecuente de abandono de la lactancia.
Desde hace tiempo en la página de
Alba Lactancia Materna  se explica cual puede ser la causa, el diagnóstico y el tratamiento. En ella también se recomienda la administración a la madre de probióticos como el lactobacilo, como parte del tratamiento de esta afección. A falta de estos, se pueden usar otros probioticos disponibles en el mercado, lo importante es mejorar la flora intestinal y aumentar su biodiversidad, ya que la flora bacteriana de las glandulas mamarias va directamente relacionada con la intestinal. Parece que hasta la posición del niño en el nacimiento al pasar por el canal del parto, podría favorecer esta diversidad bacteriana.

En este artículo extraído del portal 
Servicio de Información y Noticias Científicas, se explica con más detalle el funcionamiento de los probióticos.
Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha probado con éxito un nuevo tratamiento a base de bacterias lácticas en mujeres afectadas de mastitis, una inflamación del pecho asociada a la lactancia que constituye la primera causa médica del abandono de esta práctica.

Imagen al microscopio de un lactobacilo (Lactobacillus gasseri, señalado con una flecha), junto a una célula del sistema inmune (célula dendrítica, CD). Foto: UCM.

Hasta un quince por ciento de las mujeres que deciden amamantar a sus bebés llegan a sufrir mastitis, una enfermedad que se da durante la lactancia y que produce la inflamación de la mama, acompañada casi siempre de infección y fuertes dolores. El tratamiento que se realiza habitualmente, la toma de antibióticos, sólo surte resultado en apenas una décima parte de de los casos tratados. Ahora, un grupo de investigación de la UCM ha desarrollado una terapia con lactobacilos que se ha demostrado eficaz en la gran mayoría de ellos.
Juan Miguel Rodríguez Gómez, director de la investigación, explica así la naturaleza de esta enfermedad: “La mastitis se produce básicamente por una alteración del tipo de microorganismos que hay en la glándula mamaria. Al final del embarazo y durante la lactancia existe una gran diversidad bacteriana, importante tanto para el neonato como para la madre. Cuando se produce una mastitis, esa diversidad bacteriana se transforma en prácticamente un monocultivo, formado por estafilococos la mayoría de las veces y, más ocasionalmente, por estreptococos y otros microorganismos”.

El problema del tratamiento habitual, la administración de antibióticos, radica en que “se dan unos antibióticos por defecto (generalmente beta-lactámicos), sin llevar a cabo ningún análisis previo. Dado que la mayor parte de los estafilococos implicados son resistentes a estos antibióticos, el tratamiento suele conducir a un empeoramiento de los síntomas y a una cronificación de la infección.
Las mujeres afectadas sólo tienen dos opciones, o aguantar el dolor, o abandonar la lactancia”. Esta enfermedad, de hecho, constituye la primera causa médica de abandono precoz de la lactancia materna, una práctica que la Organización Mundial de la Salud recomienda de forma exclusiva durante al menos los seis primeros meses de vida del recién nacido, por sus beneficios sobre la salud a corto y a largo plazo.
Probióticos para restablecer el equilibrio microbiano.
El método desarrollado por el grupo de investigación de la Complutense se basa en la administración de probióticos, unos microorganismos basados en bacterias lácticas que, si se toman en la cantidad suficiente y de manera continuada, resultan beneficiosos para el sistema inmunitario. El objetivo del tratamiento consiste en la administración de algunas de las bacterias presentes habitualmente en la leche materna, pero que no se encuentran en la de las afectadas por mastitis, restableciendo así el equilibrio microbiano.
Tras varios años de trabajo, el equipo científico ha aislado, de una colección de unos 1.500 lactobacilos de leche humana, cuatro cepas que resultan eficaces en el tratamiento de la mastitis. El experimento, que se llevó a cabo en veinte mujeres, a las que se dio o bien el preparado, o bien un excipiente que funcionara como placebo, ha sido todo un éxito: todas las afectadas que tomaron los probióticos mejoraron rápidamente en un periodo de entre cinco y siete días, al contrario que aquellas que sólo tomaron el placebo.
Estos probióticos, por lo tanto, ya han demostrado su eficacia. El siguiente paso para poder aplicarlos a gran escala es la experimentación en un número mayor de pacientes, lo que ya se está llevando a cabo en un grupo de 300 mujeres. El objetivo en este caso será averiguar hasta qué punto son efectivos según el tipo de mastitis, la gravedad de la misma, etc.
Según los investigadores, el tratamiento exclusivamente con lactobacilos está indicado en los casos de mastitis leve o moderada, mientras que cuando la dolencia es más grave es preferible la acción combinada con antibióticos compatibles con la lactancia. Después del tratamiento con probióticos, y una vez la enfermedad ha remitido, aproximadamente un cincuenta por ciento de las afectadas puede continuar la lactancia con normalidad, sin necesidad de suplementos.
La otra mitad, según estos primeros resultados, seguirá necesitando los probióticos a lo largo de todo el periodo de lactancia para mantener el equilibrio de la flora bacteriana. Esto, sin embargo, no entraña ningún peligro, ya que se trata de una terapia completamente inocua que se podría mantener sin problemas a lo largo de toda la vida.
El trabajo realizado por el equipo de la Complutense aporta más novedades: en él se ha realizado por primera vez en el mundo un análisis microbiológico exhaustivo de la leche materna en mujeres con mastitis. De hecho, el equipo está recibiendo miles muestras para su análisis procedentes de ambulatorios, hospitales, asociaciones de lactancia y particulares de toda España e incluso de diversos países europeos y americanos.
Además, los investigadores han realizado otro hallazgo de gran relevancia, esta vez en el plano de la ciencia básica: han encontrado el mecanismo por el que las bacterias que colonizan la glándula mamaria durante el periodo próximo al nacimiento llegan allí desde el intestino. Según Rodríguez, en esta etapa “algunas bacterias del intestino materno son capaces de asociarse a ciertas células del sistema inmunitario y migrar con ellas a la glándula mamaria mediante una vía endógena: la ruta entero-mamaria”. “Este descubrimiento –añade– abre nuevas perspectivas al uso de probióticos en mujeres embarazadas o en fase de lactancia”.

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