Obstetricia y Puericultura

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sábado, 9 de abril de 2011

Matitis (infección de los senos)


Definición

Mastitis es la inflamación del seno y se ve casi exclusivamente en mujeres. Es especialmente común entre mujeres que están en lactancia. Por lo general, la mastitis afecta un seno, pero puede afectar ambos senos.

Mastitis








© 2011 Nucleus Medical Media, Inc.

Causas

La mastitis ocurre cuando un conducto de leche en el seno se obstruye, o la piel alrededor del pezón se agrieta. Ambas situaciones permiten que entren bacterias e infecten el tejido del seno. Algunas causas de la mastitis son: embarazo, lactancia, tuberculosis, erupciones cutáneas o, con menor frecuencia, cáncer de seno. Este artículo se enfocará en los síntomas y el tratamiento de la mastitis asociada con la lactancia.

Factores de riesgo

Un factor de riesgo es aquello que incrementa su probabilidad de contraer una enfermedad o condición.
Los factores de riesgo incluyen:
  • Mastitis previa
  • Abrasión o agrietamiento del pezón del seno
  • Usar un sostén o prenda que sea demasiado ajustada
  • Omitir la lactancia
  • Lactancia irregular
  • Presión en los senos, causada por:
    • Dormir boca abajo
    • Sostener el seno demasiado ajustado durante la lactancia
    • Bebé que duerme sobre el seno
    • Hacer ejercicio (especialmente correr) sin un sostén de apoyo
  • Cualquier cosa que cause que permanezca demasiada leche en el seno, incluyendo:
    • Dentición del bebé
    • Uso de un pezón artificial o chupón
    • Colocación incorrecta del bebé durante las alimentaciones
    • Destetar abruptamente
  • Infección por cándida en el seno
  • Baja resistencia a infección o trastorno por deficiencia inmune
  • Psoriasis u otras condiciones cutáneas que afectan al pezón
  • Uso de medicamentos de cortisona
  • Anterior cirugía o implantes de seno

Síntomas

Los síntomas pueden incluir:
  • Fiebre
  • Fatiga
  • Náuseas o vómitos
  • Dolores, escalofríos, u otros síntomas similares al resfriado
  • Enrojecimiento, sensibilidad, o inflamación del seno
  • Una sensación de ardor en el seno
  • Un abultamiento que se siente endurecido o sensible en el seno
  • Pus que drena del pezón
  • Glándulas linfáticas inflamadas en la axila o encima de la clavícula

Diagnóstico

Su médico le preguntará acerca de sus síntomas y antecedentes clínicos, y examinará sus senos. Si el diagnóstico es incierto, o si se repite la mastitis, su médico puede ordenar los siguientes exámenes:

Tratamiento

El tratamiento puede incluir:

Medicamentos

Por lo general se usan antibióticos para tratar la infección y existe evidencia de que pueden reducir la duración de los síntomas. No se sabe con exactitud si los antibióticos son necesarios para curar la enfermedad o para disminuir el riesgo de complicaciones graves poco frecuentes, como infección del torrente sanguíneo.
Si la mastitis no responde a antibióticos, puede estar presente una acumulación localizada de pus llamada absceso. Por lo general, esto se trata con antibióticos y un procedimiento de drenaje o cirugía. La bacteria conocida como Staphylococcus aureus es responsable de muchos casos de mastitis bacteriana y la mayoría de abscesos, pero en años recientes el estafilococo se ha vuelto resistente a muchos de los antibióticos usados comúnmente. Las bacterias resistentes hasta ahora sólo se han reportado en raras ocasiones en asociación con mastitis, pero parece probable que la resistencia a antibióticos se vea eventualmente en la mastitis, probablemente requiriendo un cambio en los antibióticos habituales elegidos para esta infección.

Métodos para destapar los conductos mamarios obstruidos

Algunos métodos para destapar los conductos mamarios son los siguientes:
  • Dar de lactar frecuentemente: dar de lactar con mastitis no es dañino para el bebé cuando el tratamiento involucra antibióticos como cefalexina, amoxicilina o eritromicina. El uso de algunos otros antibióticos puede dictar precaución, especialmente cuando dé de lactar a un bebé menor de ocho semanas de edad. Pida el consejo de su médico si se usan antibióticos como bactrim (trimetroprim-sulfametoxazola) o doxiciclina.
  • Usar un extractor de leche materna
  • Aplicar compresas tibias a los senos antes de dar de lactar (para estimular el reflejo de eyección de leche)
  • Ofrecer al bebé primero el seno infectado (para fomentar el vaciado completo del seno infectado)

Alivio para el dolor

Para reducir el dolor y la inflamación en el seno:
  • Aplique compresas de hielo en el área afectada de su seno después de dar de lactar.
  • Si su mastitis no es causada por la lactancia, considere usar analgésicos sin prescripción como se lo recomiende su médico.
  • Si su mastitis es causada por el embarazo o lactancia, asegúrese de preguntar a su médico cuáles analgésicos son seguros para usted y su bebé. No se aconseja tomar aspirina durante el embarazo o lactancia.
  • Tome muchos líquidos
  • Descanse lo suficiente.
Si se le diagnostica mastitis, siga las indicaciones de su médico.

Prevención

Estrategias para ayudar a prevenir la mastitis incluyen:
  • Prevenir la congestión de los senos con leche al:
    • Dar de lactar frecuentemente
    • Usar extractor de leche materna
  • Lavarse las manos y el pezón antes de dar de lactar.
  • Evitar usar sostenes o ropa que estén demasiado ajustados.
  • Evitar dormir sobre sus senos, o permitir que un bebé duerma sobre sus senos.
  • Si sus pezones se agrietan, aplicar loción o crema como lo recomiende su médico.
 
Ultima revisión septiembre 2010 por Ganson Purcell Jr., MD, FACOG, FACPE
Last Updated: 10/18/2010

domingo, 3 de abril de 2011

MASTITIS EN LA LACTANCIA.


La mastitis es una enfermedad inflamatoria común del pecho que afecta a mujeres que amamantan a sus hijos. Los síntomas comunes son: dolor en el pecho, escalofríos, mialgias, fiebre. El examen del pecho revela edema unilateral, eritema y sensibilidad. La incidencia de la mastitis es mayor en las primeras semanas postparto, disminuyendo gradualmente después. Tasas de incidencia publicadas varían entre el 2% y el 33%. Esta variación ha sido atribuida principalmente a problemas metodológicos.
La mastitis ha sido asociada con primíparas, estrés, técnica de cuidados inadecuada, lo que lleva a un vaciado incompleto del pecho. Sin embargo, hay pocos estudios controlados que hayan estudiado los factores de riesgo. Parece claro que las fisuras, las grietas e inflamaciones del pezón, son factores que predisponen a la mastitis, pero no son ni necesarios ni suficientes. Un drenaje pobre, la acumulación de leche, y factores que favorecen la obstrucción de los conductos de la leche, como sujetadores muy ajustados o succión pobre por parte del niño, también son factores que se han informado aunque no hay estudios controlados que apoyen estas observaciones. El papel de la frecuencia de la lactación tampoco está claro.
Aunque no es una práctica común, el cultivo de la leche materna puede ser una prueba útil junto con los síntomas clínicos para la detección de la mastitis. Los agentes detectados más a menudo en los cultivos son Staphylococcus aureus y estafilococos coagulasa negativos.
El primer objetivo del tratamiento es facilitar la recuperación y prevenir complicaciones como abscesos o sepsis. Hay acuerdo en que la lactancia debe continuar y en que no supone ningún riesgo para el niño. Se recomienda también el descanso, aumentar líquidos, medicación para el dolor y el uso de antiinflamatorios. Hay poco consenso en relación con el tipo y duración de la antibioterapia y cuándo comenzarla por la falta de resultados de estudios científicos controlados. Hay tendencia a indicar antibióticos de amplio espectro y alto coste cuando los de bajo coste y bajo espectro podrían ser igual de efectivos.
Existen otras terapias como los ultrasonidos y homeopatía, pero no existe evidencia científica que apoye o rebata la eficacia y seguridad de estos tratamientos (38 referencias).

MASTITIS, EL “LADO OSCURO” DE LA LACTANCIA


Hasta un treinta por ciento de las mujeres que deciden amamantar a target="blank" sus bebés sufren mastitis, una infección de la mama que provoca su inflamación y fuertes dolores.
Un grupo de investigación del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Veterinaria de la UCM ha confirmado el éxito de una terapia con lactobacilos aislados de la propia leche humana.
Juan Miguel Rodríguez Gómez, coordinador de la investigación, explica así la naturaleza de esta enfermedad:
La mastitis se produce básicamente por una alteración del tipo de microorganismos que hay en la glándula mamaria. Al final del embarazo y durante la lactancia se forma una microbiota mamaria caracterizada por una gran diversidad bacteriana y una concentración moderada; esta comunidad bacteriana es importante ya que juega papeles beneficiosos para el lactante.
Sin embargo, diversos factores alteran esta situación, provocando el predominio de unas pocas especies, fundamentalmente estafilococos y estreptococos, a unas concentraciones mucho más elevadas de lo normal. El resultado es la inflamación del epitelio mamario y la obstrucción de los conductos galactóforos; en otras palabras, se forma la mastitis.

El problema del tratamiento radica en que gran parte de los agentes causantes de mastitis son resistentes a los antibióticos que se suelen utilizar en la práctica clínica. En tal situación, las mujeres afectadas sólo tienen dos opciones: o aguantar el dolor, o abandonar la lactancia. Esta enfermedad, de hecho, constituye la primera causa médica de abandono precoz de la lactancia materna.
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PROBIÓTICOS PARA RESTABLECER EL EQUILIBRIO MICROBIANO EN LA GLÁNDULA MAMARIA

Imagen de microscopio óptico en la que se aprecia la abundancia de bacterias (flechas negras) y células somáticas (flechas blancas) en una muestra de leche obtenida de una mujer aquejada de mastitis. Foto: Irene Espinosa y Esther Jiménez
Hace dos años, el grupo de investigación desarrolló un método alternativo para el tratamiento de esta patología, basado en la administración oral de dos lactobacilos probióticos que previamente habían aislado de la leche humana.
El experimento, que se llevó a cabo en veinte mujeres, a las que se dio o bien el preparado, o bien un excipiente que funcionara como placebo, fue todo un éxito: todas las afectadas que tomaron los probióticos mejoraron rápidamente en un periodo de entre cinco y siete días, al contrario que aquellas que sólo tomaron el placebo.
La eficacia mostrada por los lactobacilos impulsó al equipo dirigido por Juan Miguel Rodríguez a realizar un ensayo clínico para comparar la efectividad de los probióticos frente a los antibióticos que se prescriben normalmente para el tratamiento de las mastitis infecciosas durante la lactancia.
Los resultados obtenidos se han publicado recientemente en una de las revistas más prestigiosas en su campo: Clinical Infectious Diseases.
En el ensayo participaron 352 mujeres aquejadas de mastitis, que se distribuyeron aleatoriamente en tres grupos.
Las mujeres asignadas a los dos grupos con tratamiento probiótico A (n = 124) y B (n = 127) tomaron diariamente durante 3 semanas una dosis de 109 ufc de Lactobacillus fermentum CECT5716 o L. salivarius CECT5713, respectivamente.
Estas dos cepas de lactobacilos procedentes de la leche materna se seleccionaron en base a su origen, seguridad y propiedades antiinfecciosas e inmunomoduladoras; además, han sido caracterizadas exhaustivamente y ya se dispone de la secuencia de su genoma completo.
El tercer grupo (n = 101) recibió el antibiótico prescrito en su centro de salud (amoxicilina con ácido clavulánico, amoxicilina, cotrimoxazol, cloxacilina o eritromicina). Antes de iniciar el tratamiento, el recuento de bacterias en la leche de todas las participantes fue similar (entre 4,35 y 4,47 log10 ufc/ml), siendo Staphylococcus epidermidis, S. aureus y Streptococcus mitis las especies predominantes. No se detectaron lactobacilos en ninguna de las muestras.
Los síntomas clínicos se evaluaron con una escala arbitraria entre 0 (muy doloroso) y 10 (sin dolor) y la puntuación inicial de todas las mujeres osciló entre 2,01 y 2,35.
Al cabo de las tres semanas que duró el estudio, el recuento de bacterias en la leche de los grupos con tratamiento probiótico no difería de lo que se encuentra habitualmente en las mujeres sanas (entre 2,61 y 2,33 log10 ufc/ml) y era significativamente inferior al del grupo antibiótico (3,28 log10 ufc/ml, p<0,001). Asimismo, en la leche del 53,8% de las mujeres que habían tomado probiótico pudo aislarse el lactobacilo que se les había administrado.
En cuanto a los síntomas clínicos, las mujeres de los grupos a los que se habían administrado probióticos mejoraron notablemente (puntuación final entre 8,61 y 8,68) en comparación con las del grupo con tratamiento antibiótico (5,81, p<0,001).
Además, algunas mujeres de este último grupo no mejoraron y otras se sentían peor o continuaban teniendo un dolor intenso; de hecho, nueve de ellas abandonaron la lactancia. Cabe destacar que el tratamiento con antibiótico dio lugar a un mayor porcentaje (30,7%) de recurrencias que el tratamiento con probióticos (8,8%). Nueve de las mujeres tratadas con antibiótico desarrollaron candidiasis vaginal, un hecho que no se observó en ninguna de las mujeres a las que se les administró los lactobacilos.

A la vista de los resultados obtenidos, Juan Miguel Rodríguez está convencido de que L. salivarius CECT5713 y L. fermentum CECT5716 son una prometedora alternativa a los antibióticos en el tratamiento de las mastitis lactacionales. Por ello, su grupo de investigación continúa trabajando para desentrañar el mecanismo responsable de los efectos observados.
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R. Arroyo, V. Martín, A. Maldonado, E. Jiménez, L. Fernández y J. M. Rodríguez. “Treatment of infectious mastitis during lactation: antibiotics versus oral administration of lactobacilli isolated from breast milk”. Clinical Infectious Diseases, 2010, 50:1551-1558.