Obstetricia y Puericultura

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domingo, 3 de abril de 2011

MASTITIS EN LA LACTANCIA.


La mastitis es una enfermedad inflamatoria común del pecho que afecta a mujeres que amamantan a sus hijos. Los síntomas comunes son: dolor en el pecho, escalofríos, mialgias, fiebre. El examen del pecho revela edema unilateral, eritema y sensibilidad. La incidencia de la mastitis es mayor en las primeras semanas postparto, disminuyendo gradualmente después. Tasas de incidencia publicadas varían entre el 2% y el 33%. Esta variación ha sido atribuida principalmente a problemas metodológicos.
La mastitis ha sido asociada con primíparas, estrés, técnica de cuidados inadecuada, lo que lleva a un vaciado incompleto del pecho. Sin embargo, hay pocos estudios controlados que hayan estudiado los factores de riesgo. Parece claro que las fisuras, las grietas e inflamaciones del pezón, son factores que predisponen a la mastitis, pero no son ni necesarios ni suficientes. Un drenaje pobre, la acumulación de leche, y factores que favorecen la obstrucción de los conductos de la leche, como sujetadores muy ajustados o succión pobre por parte del niño, también son factores que se han informado aunque no hay estudios controlados que apoyen estas observaciones. El papel de la frecuencia de la lactación tampoco está claro.
Aunque no es una práctica común, el cultivo de la leche materna puede ser una prueba útil junto con los síntomas clínicos para la detección de la mastitis. Los agentes detectados más a menudo en los cultivos son Staphylococcus aureus y estafilococos coagulasa negativos.
El primer objetivo del tratamiento es facilitar la recuperación y prevenir complicaciones como abscesos o sepsis. Hay acuerdo en que la lactancia debe continuar y en que no supone ningún riesgo para el niño. Se recomienda también el descanso, aumentar líquidos, medicación para el dolor y el uso de antiinflamatorios. Hay poco consenso en relación con el tipo y duración de la antibioterapia y cuándo comenzarla por la falta de resultados de estudios científicos controlados. Hay tendencia a indicar antibióticos de amplio espectro y alto coste cuando los de bajo coste y bajo espectro podrían ser igual de efectivos.
Existen otras terapias como los ultrasonidos y homeopatía, pero no existe evidencia científica que apoye o rebata la eficacia y seguridad de estos tratamientos (38 referencias).

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